martes, 5 de octubre de 2010

SODOM: In the Sign of Evil

Banda: Sodom
País: Alemania
Formato: vinil 12" minilp
Impresos: Funda interior con textos y agradecimientos
Año: 1984
Compañía: SPV/ Devil's Game
Edición: Primera edición alemana
Serial: SPV mini-LP 90-2120
Canciones extra: No
Color de vinil: Negro
Notas. Existe una para Estados Unidos por medio de MBR y posteriores reediciones en fotodisco, además de una edición original en cd muy difícil de conseguir, así como diferentes reediciones en cd, por lo general como extra del disco "Obssessed by Cruelty".



Este es otro de esos discos que fueron maltratados por la prensa de la manera más espantosa. Eso en cuanto a los periodistas, pero en lo que toca a los fans de hueso colorado del Metal más duro, no hubo respingos. No es de dudar que eran principiantes en las artes negras del Metal, pero lo que es indiscutible es su vigor y violencia, que se proyectaba perfectamente con sus canciones poderosas. No hay más que encarar a la clásica, ovacionada “Outbreak of evil”, veloz rola de resistencia sólo apreciada por oídos entrenados en el Metal más ruidoso. Se puede mencionar que esta canción era la clara muestra de que el grupo no trataba de copiar a nadie, sino sobrepasarlos a todos. Al igual que con HELLHAMMER, no hay que espera gran técnica y grabación inmaculada, sino pura violencia en bruto. Aunque bueno, en los primeros años SODOM adoleció de un guitarrista chingón y eso es lo que los frenaba un poco para dar un producto de mayor calidad técnica, nomás que no hay que pasar por alto los buenos batacazos que daba el Witchhunter. Con más cambios de tiempo está “Sepulchral Voice”, ejemplo de cómo es que el grupo buscaba la variedad de material, aunque no incluía solo de guitarra en esta canción. “Blasphemer” abre hostil el lado dos tal como debe de ser: con poderío. De nuevo el grupo no se ahorra nada en velocidad y despliega todo un devastador ataque que se mantiene con furia en la infaltable “Witching metal”, una chulada de rola que se da el lujo de tener dos solos de guitarra, sin mencionar que la velocidad es lo que impera de nuevo, aunque bien pudieron haber dado más chance a la guitarra para que estuviera más presente por en verdad quedó muy atrás. La comidilla de todo periodista mal intencionado es la última “Burst command til war”, cuyo nombre inintelegible fue pasto fértil para que todos se burlaran del grupo, más aparte de algunas letras como la de “Blasphemer” que de verdad mostraban en toda su plenitud lo adolescente de los tres miembros del grupo. En mi opinión, este disco aún no puede ser considerado Thrash Metal, pues no contenía claramente los elementos de ese estilo, sin embargo, no me empacho en decir que sí es Black Metal, aunque muchos frunzan el hocico en señal de desaprobación. Infaltable..

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